viernes, 12 de diciembre de 2008

...desencuentro con mi "estrella del mar"...

Hace días que sentía la necesidad de escuchar tu voz y llenarme de esa energía tuya, de tu voz pastosa, cansada...que al escuchar la mía siempre cambia su matiz a un tono más alegre, me da paz y tranquilidad sentir que, después de tanto dolor y postergaciones, aún exista un dejo de felicidad por encontrarnos nuevamente en esta vida.

Lo que no esperaba, era que, tu saludo y tus palabras sonaran a reproche preguntandome con sorpresa a que se debía mi llamada y antes de responderte nada, me dijeras que pensabas que eras un problema en mi vida...me sentí discriminada...rechazada...por qué has de ser un problema en mi vida? al contrario, sonó a que yo era un problema en la tuya y mis deseos de hablarte y contarte lo que me pasaba se esfumaron dando paso a la rabia contra mí por molestarte, por pretender encontrar apoyo en tus palabras, me tragué mis sentimientos y me despedí rapidamente, dejandote con la palabra en la boca al colgar el teléfono.
Sé que no podías saber que pasaba por mi cabeza, pero cuantas veces pasa que uno necesita hablar, intenta buscar con quien y ese alguien está en otra sintonía...eso es lo que pasó...yo, egoístamente, metida en mi mundo de inseguridades y de errores fuí en busca de tu apoyo pero sin pensar que tú también tienes tus cosas, tu mundo y resulta que hace mucho nuestros mundos no tienen nada que ver el uno con el otro, pese a haber estado presente en nuestro interior el ser que conocimos hace tantos años y ya, no somos los mismos...ni nada será igual...tu vida junto al mar, tu puerto, tus cerros es la única que conoces y que amas, pese a los desencantos de la vida, pero que te ha dado los mejores frutos del vientre de una mujer...en cambio, yo acá, en la selva de cemento, parecida al desierto en el que decidí quedarme hace tanto ya, secandome...

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